28 abr 2011

Cuando Lisa conoció a Nelson

 Empiezo a hartarme de que muchos me consideren muerto, de que maldigan mi nombre, de que me asesinen en sonetos.
¿Es que no se dan cuenta de que sin mi están huecos?
Hoy cambiaré eso, volveré a empezar mi juego, voy a demostrarles que vale más mi arco que sus lamentos,
Alguien difícil, alguien complejo...alguien sin fe...alguien sin sueños.

 Veo a un niño haciendo el gamberro. Al principio me asusta, es oscuro, siniestro.
Su afán por la destrucción proviene de su familia: un padre siempre ausente, su hermana, fallecida. Le veo estrangulado por la desesperanza de su vida, y, sin esperar un instante le apunto con una flecha al azar escogida.
Como siempre mi disparo ha sido certero...directa al corazón, clavada en silencio,
Satisfecho doy un salto y vuelo, en busca de la dama que elegiré para mi sujeto.

 En un momento de descuido pierdo el control y me choco contra el pavimento. Una niña que por allí pasaba me incorpora y me ofrece consuelo.
Es sensible, enamoradiza, quiere madurar antes de tiempo.
Sus libros y sus muñecas quedan a un lado, en el suelo, y su amor por la naturaleza y la vida me llena de contento, así que, sonriendo, saco la flecha y la tenso.
Ella, asustada, trata de salir corriendo.
Allá va, se hunde en su espalda...del impacto le tira al suelo.

¿Quién es ahora el débil?
¿A quién proclamas tú muerto?

Con este nuevo romance sabrás a qué me refiero.
Buena suerte, Lisa y Nelson, yo, Cupido, os la deseo.

Ponte leggins.

Foxglove

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